Juan, llegó a casa después de un duro día de trabajo, a sus compañeros de oficina les había tocado el décimo de la lotería, pero en esta ocasión él no lo había comprado. Todos lo celebraban felices y entusiasmados. Camino a casa iba a paso lento y cabizbajo.Al llegar a casa sus hijos le esperaban impacientes, así que en cuanto entró corrieron a abrazarle. Su hijo mayor le había hecho un regalo, en el interior de ese regalo, había un marco de fotos, con un retrato de él junto a su familia. En ese momento se dio cuenta de que la felicidad está en los pequeños detalles y que no hace falta tener muchas cosas cuando te conformas con lo que quieres.
Marta Serrano 3ºA
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