Érase una vez un
señor cascarrabias que siempre estaba amargado y no sabía por qué. Tenía de
todo, era multimillonario, tenía mujer y un niño. Solo le faltaba una cosa; la felicidad. A la mañana siguiente se encontró con uno de los empleados de su
fábrica entrando en una casa vieja y muy pequeña dando besos a sus niños y a su
mujer, diciendo:
-¡Para comer hoy tenemos pollo!
Al ver lo poco que tenían y que eran felices, el señor
empezó a pensar por qué ellos eran
felices y él no siendo superior. De repente un día durmiendo se le apareció un
ángel y le dijo:
- Para ser feliz solo tienes que ser amable y generoso con todo el mundo.
El siguió su consejo y al final fue feliz toda la vida.
DAVID PEÑA TEJA 3ºA
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